Aunque, por desgracia, no es la primera vez que me topo con plásticos
en el mar, mientras buceo, en esta ocasión me afectó mucho más
porque se trataba de trozos más pequeños y estaban dispersos en una
mayor extensión de agua. Mientras los peces se movían entre ellos,
sorteándolos, a mi se me vino a la cabeza, enseguida, el reciente
anuncio de una conocida marca de cervezas y pensé “No, no es
ficción, es la cruda realidad. Están ahí, yo los estoy viendo y
los estoy tocando. Son múltiples trozos de plástico real”.
Toca cambiar de
hábitos, en todos los sentidos. Desechar productos fabricados con
plásticos u otros materiales que, después de su vida útil, no se
puedan devolver a la naturaleza sin contaminarla. Reducir el consumo,
limitándolo a lo estrictamente necesario, para así reducir también
la sobre-explotación de recursos terrestres.